Nos gusta el equilibrio, nos hace sentirnos estables, confiados, hace que pensemos que estamos en el camino correcto, o que el lugar en el que estamos es más duradero de lo que creemos. Pero llega un punto que hasta el equilibrio se vuelve monótono, aburrido, extraño, y nos sentimos incómodos en él.
Y no solo nos ocurre a nosotros, la propia vida conoce poco de equilibrios, se aleja de ellos. Puedes pasar epocas realmente largas sin nada que poder hacer, sin muchas posibilidades de mejorar, y que en un momento concreto aparezcan a la vez todas las oportunidades de mejorar que en su momento conociste y perseguiste, pero que no te sirvan de nada, porque por sí mismas son incompatibles. Unas veces tendrás mucho de cualquier cosa, y otras no tendrás nada, nada de nada. Estarás una vez en la cima de la motaña y otra en su base, pero no recordarás haber subido ni bajado, ni nada de lo que deberías haber vivido en el trayecto. Como si no fuese más que un ascensor o algo parecido al teletransporte.
Jack
No hay comentarios:
Publicar un comentario