domingo, 28 de junio de 2015

Vivir a remolque

Y deberíamos ir asumiendo que es imposible ayudar a aquellos que no quieren que se les ayude, y que quien no quiera hacer esfuerzos por sí mismo para conseguir las cosas, dejará de avanzar en cuanto la gente se canse de hacer las cosas por esa persona. Es lo más absurdo de esto, vivir a remolque, sin más, creyendo que el entorno te va a solucionar todo o queriendo que lo haga. Por cuestiones así hay gente que jamás avanza, aunque en la mayoría de las ocasiones echa las culpas a otros (no quiere hacer mínimos esfuerzos, se va a quedar con la culpa), y, cuando ya todo el mundo se ha cansado de tirar de una roca inamovible, también echa la culpa a los demás de no ayudarle, cuando lo más probable es que nunca quiso ser ayudado. Estas personas, son marcas en el camino, que siempre están en el mismo lugar, y que con el mismo tiempo es probable que acaben consumidad por su propia forma de ser, mientras que todos aquellos liberados de su influjo tendrán una vida más adelante de ello.

Jack

Siempre o nunca

¿Para qué un siempre o un nunca? ¿De qué nos sirve limitar algo a un periodo de tiempo? Aunque este periodo de tiempo al que queramos ajustar las cosas sea algo parecido a un infinito, estamos  tratando de limitarlo, y de tanto pensar en la duración de los momentos, es cuando dejamos de disfrutar lo que ocurre, y las cosas se acaban, y no nos hemos dado ni cuenta de porqué, pensando en nuestros infinitos y nuestrso jamás. Nada es para siempre, por mucho que lo cuides tiene un final, pero este final puede abarcar años, o semanas, y dependerá de lo que se pueda cuidar dicha elemento, por todas las partes implicadas en el mismo. De ti y de lo que hagas dependerá que lo que hagas tenga una marca permanente en tu memoria, es lo único en lo que realmente puedes influir.

Jack

sábado, 27 de junio de 2015

Limitados o potenciados

Límite, y limitación. Convertimos a uno en otro. Que algo sea un límite no implica que vaya a ser una limitación en aquello que nosotros hacemos, ya que los limites son flexibles, un límite lo podemos mover nosotros hasta aquellos lugares a los que queramos o no llegar, pero al convertirlo en una limitación, lo hacemos inamovible, porque de alguna manera asumimos ese límite como algo propio, lo incorporamos a nuestra manera de actuar. Muchas cosas que nos encontremos no nos afectarán a nivel real hasta que lleguemos a ese punto en el que lo asumimos como algo propio y por lo tanto lo hagamos algo personal. Ahí será cuando nos limite o nos potencie. No habrá más.

Jack

martes, 23 de junio de 2015

A Morfeo le pido.

Esta noche le pido a Morfeo que me lleve con él. Que me arrastre hasta un sueño donde pueda ser feliz. Que me aleje de este mundo, de este odioso instante en el que maldigo el momento de mi nacimiento. Sólo deseo caer en sus brazos y que como la niebla, ligera, cargue conmigo hasta el final. Que haga lo que quiera con mi cuerpo pero que deje descansar mi castigado espíritu.
Yo aguardaré ansiosa su llamada, su voz susurrando mi nombre suavemente.
Y aunque no pueda volver, hoy le pido a Morfeo que me lleve muy lejos.

Abrahel.

domingo, 21 de junio de 2015

Obsoletos

En cierto sentido nada cambia. Si no estamos dispuestos a que ocurra. Por mucho que el mundo cambie a nuestro alrededor, que la gente haga las cosas de manera distinta, y demás, si nosotros nos negamos a que esos cambios lleguen a afectarnos no lo harán, pero corremos el riesgo de volvernos "obsoletos" ante el entorno. Y aunque en principio esto no parezca tener demasiada relevancia, es algo que se nota en el momento en el que tenemos que reaccionar con cierta rapidez ante algo imprevisto, ya que estamos jugando a un juego del que no podemos salir, pero cuyas reglas han cambiado y del que hemos decidido ignorar esos cambios, y nada nos suena. Nos sentimos extranjeros en un juego en el que puede que en el pasado fuésemos los reyes, o quizás simples peones, pero sabíamos cómo hacer las cosas a nuestra manera. Como si fuésemos un robot de madera tratando de apagar un incendio, nos la jugamos mucho más de lo que ocurría anteriormente, y a menos que nos queramos dar cuenta, nuestra existencia en este juego está contada, si valoramos la existencia como ese tiempo en el que tenemos la capacidad de cambiar algo. Después de eso, será peor, pues pasaremos a ser muebles, parte del paisaje, con movilidad e ideas, pero incapaces de llevarlas a cabo. Una bonita pero inútil decoración.

Jack

jueves, 18 de junio de 2015

Harto pero luchando

Las segundas oportunidades se han convertido en algo en peligro de extinción en mi vida. No porque sea un rencoroso, aunque la verdad que siendo sincero puede que perdone pero jamás olvido, mi memoria es una de las pocas cosas que evitan que salga más lastimado de lo que suelo salir. Pero no es que sea un escéptico ante las segundas oportunidades, y si alguien se las merece soy el primero que no tiene ningún problema en dársela, pero la verdad es que la gente que ha pasado por mi vida se ha ganado a conciencia que deje de creer en esas cosas. Creo que algo que ya has probado y tratado de exprimir una y otra vez con cada vez peor resultado, es imposible que acabe dando algo bueno. Por más que hagas y te esfuerces no puedes sacar nada bueno de donde no lo hay. Así que eso toca, cerrar ciertas puertas tras usar ciertas oportunidades, porque saben que aunque vuelvan en el futuro, solo será el pasado tratando de morderte el culo, y si cierras esa puerta tal vez puedas avanzar, de alguna manera, sin que nada te ancle o te lastre en exceso.

Jack

martes, 16 de junio de 2015

.

¿Puedes volver a ser el mismo sin que se den las mismas circunstancias que te hicieron así? ¿Volver a una forma de ser antigua y que abandonaste porque tenía hábitos nocivos? Aunque sea sin esos hábitos nocivos. Por lo que estoy viendo y viviendo, parece que sí. Y de hecho, esa forma de ser me gustaba, me apuntaba a todo, nunca me aburría, hacía de todo, pero siempre con el alcohol de por medio. Y parece que estoy recuperando esa parte, estoy recuperando a Jack, esa parte de mi personalidad que tanto me gustaba, esa persona que me encantaba ser. Si soy capaz de recuperarle y mantenerla, debería hacerlo, siempre que no me lleve a las conductas nocivas de entonces. Si soy capaz de adaptar y fusionar esas dos partes de mí, algo cambiará.

Jack

lunes, 15 de junio de 2015

Inconsciencia programada

A veces simplemente todo se queda en off, se paraliza. Para darnos un poco de espacio o simplemente para que podamos reflexionar con cierta tranquilidad. Nuestro propio reloj interno pausa nuestro análisis sobre lo que ocurre, lo hace invisible, inapreciable, para que seamos capaces de observar nuestros propios mecanismos internos y mentales, y ver qué es lo que funciona, qué es lo que no funciona, y qué funciona en la parte equivocada del mecanismo.
Pero observar eternamente no es la clave, ni siquiera llega a ser una situación temporal. Si Dorian Gray se hubiera decidido a observase eternamente su retrato se habría consumido al instante. Si Rick Deckard hubiese programado en el climatizador del ánimo Penfield un estado de ánimo que le hiciese estar de acuerdo con todo, muchos androides que habían matado a sus dueños habrían seguido campando a sus anchas.
O puede que...
Puede que ningún libro nos vaya a salvar de mirar dentro de nosotros mismos.
Por mucho que leamos situaciones decadentes en las palabras de Bukowski, envueltas en temáticas de sexo, alcohol, apuestas y miseria humana, nuestra vida no va a ser más o menos decadente. Distraerá nuestra mente, pero por suerte o por desgracia no cambiará nuestro mundo.
Y por mucho que leas lo que ocurre en el 123 de paper Street, y los planes del proyecto no vas a conseguir que tu mente se radicalice, ni va a resonar continuamente en tu cabeza "lo sé porque Tyler lo sabe" entre un mar de insomnio que haga que cada día parezca una copia de una copia de una copia. No pelearemos en el sótano de un bar sin camisas ni zapatos, aunque estemos llenos de odio y rabia, , no recitaremos unas reglas que no debiéramos conocer. Por mucha rabia que llevemos encima estas batallas como mucho ocurrirán dentro de nuestra mente, nada más.
Ninguna historia nos cambiará de golpe...
Ni escuchar norwegian blues nos va a convertir en Watanabe, ni va a hacer que tengamos una historia hermosa y trágica con una chica llamada Naoko.
Las historias nos ayudan a escribir y reescribir nuestra mente y nuestras ideas, pero tenemos que estar dispuestos de antemano a que eso ocurra, ya que de nada serviría tratar de moldear arcilla ya fría. Las nuevas ideas solo sirven de algo si caen en mentes que estén dispuestas a recibirlas. 

Jack

Entrada tambien en  http://elphdelasideas.blogspot.com.es/2015/06/inconsciencia-programada.html

domingo, 14 de junio de 2015

Decadencia.

Cuando lo "feo" se torna hermoso gracias a una oportunidad que solo le brindan tus ojos. Cuando la decadencia se vuelve arte y lo idílico queda en un segundo plano. O tal vez en primero, pues el dolor se vuelve algo quimérico,  de ensueño.
Lili


martes, 9 de junio de 2015

Invierno en Prypiat

Y puede ser que todo sea una montaña rusa que un día estás arriba, y otro en el suelo, que unas veces crees que vuelas y otras, sin embargo, te están enterrando. Pero yo creo que, si la vida y las emociones son una puta montaña rusa, prefiero ser la persona que lo está pasando mal o bien mientras el aparato sube, baja, acelera y frena, que la persona prudente y sensata que se queda abajo de la atracción mientras los otros montan y que se siente segura por estar ahí y no arriba. Y nada le hace sentirse bien, ni mal, ni alegrarse, ya sea porque la atracción vaya deprisa y le guste o porque la atracción esté llegando al final de su viaje. A quién le sirve de algo un abrigo si ha decidido quedarse a vivir en Prypiat, entre el frío y la radiación, porque tiene miedo a alejarse de lo que conoce, aunque pueda casi asegurar que fuera de allí habrá algo seguramente mejor.

Jack

jueves, 4 de junio de 2015

Montaña rusa

Nos gusta el equilibrio, nos hace sentirnos estables, confiados, hace que pensemos que estamos en el camino correcto, o que el lugar en el que estamos es más duradero de lo que creemos. Pero llega un punto que hasta el equilibrio se vuelve monótono, aburrido, extraño, y nos sentimos incómodos en él.
Y no solo nos ocurre a nosotros, la propia vida conoce poco de equilibrios, se aleja de ellos. Puedes pasar epocas realmente largas sin nada que poder hacer, sin muchas posibilidades de mejorar, y que en un momento concreto aparezcan a la vez todas las oportunidades de mejorar que en su momento conociste y perseguiste, pero que no te sirvan de nada, porque por sí mismas son incompatibles. Unas veces tendrás mucho de cualquier cosa, y otras no tendrás nada, nada de nada. Estarás una vez en la cima de la motaña y otra en su base, pero no recordarás haber subido ni bajado, ni nada de lo que deberías haber vivido en el trayecto. Como si no fuese más que un ascensor o algo parecido al teletransporte.

Jack