domingo, 3 de mayo de 2015

Bichos.

Caminaba hace días por el campo cuando de sorpresa me encontré en mitad del entrecortado camino una mariposa. No era una cualquiera, ya que tenía un tamaño anormal, medía de largo como mi mano y le adornaban unos colores pálidos.
La tragedia era que no podía volar. Apenas se movía. Era tan bonita, tan única. La cogí con extremo cuidado y la dejé en una rama baja. Pasaba desapercibida y poco a poco notaba que se apagaba.
No me quedé a ver la catástrofe. Me fui apenada y con la cabeza baja.
Más tarde divisé una fila de una especie de escarabajos alargados, negros y rojos que se dirigían a un pequeño prado. Fotografié a uno de ellos, aunque no se dejaba.
Fue en conclusión, un día repleto de bichos. Quería compartir esto aquí por la poca consideración que se tiene hacia ellos.

Abrahel.

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