Lo que no entra en nuestra mente lo hace por alguna razón, aunque tratemos de meterlo a presión para conseguir se esa idea se nos quede. Pero rara vez esa idea permanece allí demasiado tiempo, siempre suele escapar, o nuestra propia mente la encarcela, enmudece o destruye con tremenda facilidad. Cuando algo no tiene cabida en nuestros pensamientos, pegarlo dentro, graparlo o clavarlo va a hacer más daño a nuestra mente que lo que se supone que ayudaría a que esa idea se quede dentro de nosotros. No llega a quedarse, a dejar poso, a dejar marca.
Y aunque al final nos quede claro y de alguna manera lo asumamos, el daño que nos hemos hecho en el proceso es a veces irreversible. Hay cuestiones que aunque podamos llevar a cabo si no lo hacemos por nuestra propia voluntad, es imposible llegar a conseguirlo. Y contraproducente. Puede que sacrifiquemos parte de nosotros mismos y no podamos volver a recuperarla.
Jack
No hay comentarios:
Publicar un comentario